viernes, 1 de octubre de 2010

EL OJO DEL ELEFANTE (Cuento de Camerún)


El cuento de la semana                                               de Boniface Ofogo

En una selva africana vivía un elefante muy peculiar: tenía un ojo que podía quitar y, después, volvérselo a colocar.
Pasaba los días, divertido, jugando con su ojo; con la trompa lo sacaba de su cuenca, lo hacía rodar y rodar, entretenido, para luego volverlo a colocar en su sitio.
Un día, bañándose en una charca, seguía con su costumbre personal de poner y quitar, cuando una de las veces, el ojo se resbaló cayendo al agua, hundiéndose hasta el enlodado fondo.
El elefante buscó, rastreando con su trompa pero no lo encontró. Siguió en el empeño una y otra vez y el agua, cada vez más turbia, hacía más difícil la tarea. Nervioso, el elefante pidió ayuda a los otros animales: “He perdido mi ojo”, “¿alguien ha visto mi ojo?...y todos contestaban al unísono: “No, no hemos visto tu ojo”. Una y otra vez repetía la pregunta sin encontrar respuesta aparente.
“¿Qué puedo hacer?,  “¿Qué puedo hacer?, sollozaba el elefante. Sólo el rinoceronte le contestaba, de mala leche: “Kakalí”, “Kakalí” (o lo que es lo mismo: “Jódete”, “Jódete”).
Estaba desesperado cuando una de las ranas de la charca le dijo: “No solucionas nada chapoteando en la charca y aún enturbias más el agua; haz el favor de tranquilizarte y verás como todo irá mejor.
Así lo hizo, se serenó y dejó pasar el tiempo; al igual que su ánimo, el agua fue aclarándose, dejando ver el fondo de la charca y allí, el elefante pudo ver su ojo que, de inmediato, se volvió a colocar loco de contento.
Moraleja: “Si tienes un problema no hagas como el elefante, no te pongas nervioso y espera a poder pensar serenamente y verás como la solución se hace más fácil”.

de Boniface Ofogo (Cuentacuentos). Versión de Sebatián D. A.

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